Autora: Giada Carraro. Currículum académico: Estudiosa de artistas autodidactas y de arquitectura fantàstica en Italia, directora de la revista Bric-à-Brac (www.arteoutsider.com). Ha publicado «La casa delle girandole. L’arte cinetica di un poeta astronomo veneziano» (Linaria, 2014) y “Maria Furlan. Artista del filo” (Piazza, 2016). Resumen: La Casa de los Molinillos estaba en Venecia, detrás de la Iglesia de San Rocco, y la fachada era visible desde Campo Castelforte. Donato Zangrossi, conocido con el nombre de Guido, trabajó como obrero en Marghera, estudiando en su tiempo libre Astronomía, Física y Filosofía. A fines de los años Sesenta, una vez jubilado, trabajó en el Pabellón Venezuela en la Bienal de Artes Visuales. Fue bajo la influencia de estas exposiciones que comenzó a producir, con madera de deshecho, molinillos de diferentes formas y tamaños, que animaban el frente de su casa. Durante más de dos décadas, la Casa de los molinillos se convirtió en un importante punto de referencia. Pero la casa necesitaba de un mantenimiento continuo que con la muerte de Donato dejó de tener, y la mayoría de los molinillos fueron cayendo en la laguna. Sin embargo, continúan existiendo en la memoria, en el recuerdo de muchas de personas, y en las historias e imágenes dedicadas a ellos. Palabras clave: Venecia, San Rocco, Bienal de Artes Visuales, molinillos, madera de deshecho. Abstract: The House of Windmills is located in Venice, behind the Church of San Rocco, the facade was visible from Campo Castelforte. Donato Zangrossi, known as Guido, worked as a laborer at Sava, Marghera, devoting himself in his spare time to Astronomy, Physics and Philosophy. At the end of the Sixties, once retired, he worked for a couple of years as a custodian in the Venezuela Pavilion at the Biennale d’Arti Visive. Perhaps under the influence of the exhibitions, he began to produce handmade windmills that animated the front of his house. With the use of simple wasted wood he created windmills variously shaped and sized. For more than two decades, the windmills overlooked the courtyard, becoming a beloved benchmark. Needing a continuous maintenance, with the death of their creator they have been swallowed up by the lagoon. However, they continue in memory: many are the memories of people who knew them and the poems, stories and pictures dedicated to them. Keywords: Venice, San Rocco, Biennale d’Arti Visive, windmills, wasted wood.     Texto: La Casa de los Molinillos era una obra de arquitectura fantástica que estaba en Venecia, detrás de la iglesia de San Rocco, por donde pasaban muchos turistas. El autor de esta arquitectura se llamaba Donato Zangrossi (1905-1990), pero era conocido con el nombre de Guido; sus padres regentaban una frutería y él, aunque apuntaba maneras como estudiante, tuvo que ponerse a trabajar como operario en una fábrica conformándose con dedicar su tiempo libre a la lectura.   Era un devorador de libros que tenía predilección por los temas relacionados a la física y  la astronomía. Nunca dejó de anotar en sus cuadernos teorías que aunaban ciencia, poesía y moralidad, además convirtió la última planta de su casa en un taller y en un observatorio astronómico; y cuando regresaba del trabajo iba allí para admirar el cielo y las estrellas. El universo con su inmensidad lo hacía sentir perdido y consideraba el cielo guardián de un saber superior en el cual creía profundamente y que consistía en considerar las tres cosas más importantes de la vida: el conocimiento, la humildad y el amor para los demás.   Fue para llevar este saber entre las personas que trató de reconstruir una parte de la galaxia en la fachada de su casa a través de los molinillos. Empezó a crearlos después de la jubilación, alrededor de 1967, bajo la influencia de algunas obras de arte cinético que había visto en la Bienal de Arte de Venecia, donde trabajó dos años. Empezó poco a poco, primero con un molinillo, luego con dos… hasta que terminó creando un sistema dinámico y complejo. Los construía con madera de desecho que cortaba, pintaba y juntaba, poniendo también engranajes de hierro para la rotación. Muchas personas dedicaron a esta casa dibujos, cuadros, poesías y novelas. Las maestras llevaban los niños de las escuelas primarias a visitarla, los turistas le escribían cartas o le enviaban postales poniendo en la dirección simplemente “Casa de los Molinillos”, sin el nombre del artista, pero siempre llegaban porque era conocida también en el exterior con ese nombre. Cerca de su casa estaba también la Escuela de Bellas Artes y los estudiantes antes de un examen iban a ver en qué sentido giraban los molinillos para vaticinar el resultado de sus exámenes. Además, en 1995 dos estudiantes, Enrico Norbiato y Manuel Righetto, dedicaron un documental a esta casa, titulado “El abuelo niño”. En este documental la periodista Antonella Barina contaba lo que les pasó a los molinillos después de que Zangrossi murió en 1990. La casa era de la prefectura, la cual quería volver a alquilarla, entonces ordenó que se destruyeran los molinillos. Barina, junto con algunos paisanos, trató de guardar los pocos molinillos que todavía quedaban en la fachada, así los llevaron a una guardería de Venecia, pero se consiguió guardar solo cuatro molinillos porque el tiempo, la lluvia y las tormentas habían destruido todo. Hoy en día no se encuentran ni siquiera estos cuatro molinillos, porque la guardería en el año 2000 fue cerrada y reconstruida, y probablemente los molinillos fueron tirados a la basura. Durante las investigaciones se consiguió encontrar siete molinillos: cinco son de la hija de Zangrossi, uno lo compró una señora de Milán cuando estaba de vacaciones en Venecia y el otro está en una fábrica porque el propietario quería producir los molinillos en serie y venderlos, aunque Zangrossi nunca dio su permiso para reproducirlos. La razón por la cual los molinillos no fueron guardados, ni siquiera llevados a un museo, es que en su momento no fueron reconocidos como obras de arte. Sin embargo, no creo que haya diferencia entre los molinillos y las obras de arte cinético que Zangrossi vio en la Bienal; en ambos casos se trata de máquinas que no producen bienes materiales, sino espirituales. Resulta lamentable que en el presente la Casa de los Molinillos no lleva ninguna huella de su pasado, ya que esta instalación de arte contemporáneo fue considerada por los demás solo como un juego infantil.  

   

  

    

Bibliografía: -Carraro, Giada. Sulle tracce di una galassia lagunare. La Casa delle Girandole di Donato Zangrossi, «Rivista dell’Osservatorio Outsider Art», 6 (2013), pp. 20-27. -Carraro, Giada. La Casa delle Girandole. L’arte cinetica di un poeta astronomo veneziano, Roma: Linaria, 2014.